sábado, 1 de octubre de 2011

gasto energetico y transformacion de alimentos

El gasto energético es la relación entre el consumo de energía y la energía necesaria por el organismo. Para el organismo mantener su equilibrio, la energía consumida debe de ser igual a la utilizada, o sea que las necesidades energéticas diarias han de ser igual al gasto energético total diario.
El cuerpo humano gasta la energía a través de varias maneras: en la forma de gasto energético de reposo (GER), actividad voluntaria (física) y el efecto térmico de los alimentos (ETA). Excepto en sujetos extremadamente activos, el GER constituye la mayor porción del gasto energético total (GET). La contribución de la actividad física varía mucho entre los individuos.
La contribución de la actividad física diaria al Gasto energético total es muy variable, pudiendo ir desde un 10% hasta un 50% (atleta). Este gasto varía considerablemente dependiendo del tamaño corporal, de la masa muscular magra y de los hábitos individuales de movimiento. Los patrones de actividad física varían con la edad, los niños por lo general son más activos que los ancianos. El ejercicio aeróbico y un aumento de la masa muscular pueden incrementar esta tasa. Es la parte más variable del gasto energético diario e incluye a la actividad física espontánea (ej. movimiento de las manos al hablar, corrección de la postura mientras se permanece sentado, gestos de la cara, etc) como la voluntaria


La alimentación de un deportista cobra una especial atención y necesitará unos nutrientes más que otros dependiendo de: el tipo de ejercicio (fuerza, resistencia, o velocidad), la duración de la práctica deportiva y, su intensidad. Conseguir un alto rendimiento no solo dependerá del entrenamiento y de sus factores genéticos, también influirá una alimentación adecuada. Ésta debe ser individualizada, equilibrada en nutrientes (Hidratos de carbono, grasas, proteínas) y variada en la elección de alimentos. Por lo tanto, cuando se planifica una dieta para deportista no existe una pauta general, ya que cada deporte tiene unas demandas especiales (por ejemplo la energía media que consume una persona sedentaria supone de 60 a 108 Kcal/hora que equivale a 1400Kcal-2592Kcal/día. A diferencia de un corredor amateur que puede llegar a consumir 750Kcal/ hora y un corredor profesional 1500 Kcal/ hora).
El deportista tiene un gasto energético superior a la persona sedentaria y, para lograr mantener su peso estable y un mayor rendimiento en su práctica deportiva, tiene que compensar la energía gastada. La dieta habitual del deportista debe ser equilibrada, con un aporte algo superior en hidratos de carbono, proteínas, lípidos, vitaminas y minerales. La distribución calórica en los distintos nutrientes varía en función del tipo ejercicio, siendo:
En una persona sedentaria: Hidratos de Carbono (50-55%)- Proteínas (12-15%)- Grasas (30%)
En deportes de resistencia: ejercicios de tipo aeróbico, de larga duración e intensidad moderada (correr, nadar, ciclismo,...). Hidratos de Carbono (60%)- Proteínas (15%)- Grasas (25%)
En deportes de fuerza y velocidad: ejercicios de tipo anaeróbico, de fuerza y resistencia muscular (ejercicios de pesas) y ejercicios de tipo aeróbico con intervalos anaeróbicos (tenis, fútbol,..). Hidratos de Carbono (57%)- Proteínas (17-18%)- Grasas (25%)
La dieta del deportista tanto si practica ejercicios de resistencia de más de 60 minutos, como de fuerza y velocidad debe ser:
Rica en hidratos de carbono o azúcares complejos (cereales -arroz, pasta, patata, pan-, legumbres, verduras y hortalizas). Estos azúcares aportan energía o glucosa que se almacena, una parte en el hígado y otra parte en el músculo, formando el glucógeno. Para lograr una mayor resistencia y evitar el agotamiento, estos depósitos deben estar llenos. Se recomienda los días anteriores a una competición aumentar el aporte.
Contener entre un 10-15% de azúcares simples (fruta, zumo de fruta, azúcar). Éstos son útiles durante la realización de esfuerzos prolongados, ya que evitan la bajada de azúcar y prolongan la resistencia unos 30-60 minutos más. También son muy importantes justo después del ejercicio para reponer el glucógeno muscular. En las primeras horas después del ejercicio la recuperación de glucógeno es más rápida.
Se debe consumir proteínas a diario (comida y cena) para lograr el recambio muscular. Los deportistas, en comparación con una persona sedentaria, tienen aumentadas las necesidades de proteína. Se aconseja el doble (persona sedentaria 0.8 gr proteína /Kg/ día y deportista 1.4- 2 gr proteína/ Kg/ día). Aún así, en España, la ingesta de proteínas de una persona sedentaria equivale como si fuese deportista. Se sigue teniendo la falsa idea de que el músculo utiliza proteína como combustible y de que se necesita mucha cantidad para desarrollar el músculo. En cambio, durante el ejercicio se utiliza principalmente como combustible el glucógeno. El principal condicionante para el desarrollo del músculo es el entrenamiento intenso y regular. Además, si se abusa el consumo de proteínas puede peligrar la salud, ya que obliga a trabajar más al hígado y riñón.
Reponer la pérdida de líquidos y electrolitos. Durante el ejercicio se pierde gran cantidad de líquidos y electrolitos por el sudor, lo que hace al deportista más susceptible de sufrir deshidratación. Se recomienda tomar 2 vasos de líquido antes de comenzar actividad física (300-500ml 15 minutos antes), 1 vaso cada 15 minutos y 2 vasos (300-500ml) después de acabar el ejercicio físico.
Se deben evitar los alimentos ricos en grasas y azúcares simples (embutidos, charcutería, bollería industrial, pastelería y bebidas azucaradas tipo refrescos) ya que afectan al redimiendo deportivo por producir digestiones lentas, pesadas y aparición de cansancio.
Se deben fraccionar las comidas a lo largo del día adaptándose a las horas de entrenamiento y / o competición. Se recomienda realizar 5 o 6 ingestas sin ayunos de más de 3-4 horas y nunca saltarse el desayuno. Tampoco es recomendable hacer coincidir el ejercicio con la digestión.

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